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Carlos Delgado Chalbaud

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Carlos Delgado Chalbaud

Ficha Técnica

Carlos Delgado Chalbaud
Título: Carlos Delgado Chalbaud
Autora: Ocarina Castillo D’Imperio
Colección: Biblioteca Biográfica Venezolana, volumen 33
Editorial: El Nacional / Banco del Caribe, Caracas, primera edición 2006, Editorial Arte
Número de páginas: 148
Formato: pdf

Libro: Carlos Delgado Chalbaud

 

Sinopsis

¿Quién mató a Delgado Chalbaud? Con esta pregunta cierra esta espléndida biografía la historiadora Ocarina Castillo D’lmperio. Es la pregunta que todos los venezolanos se han hecho desde 1950. Historia magníficamente documentada, agudo análisis de los procesos políticos, del personaje, sus ideas y sus complejidades y, por último, thriller de suspensos cuando la escritora refiere el secuestro y la muerte, la conspiración para sacarlo de la escena con un inverosímil «envío al extranjero», y la muerte paralela de víctima y victimario.

Carlos Delgado Chalbaud fue Presidente de la Junta Militar de Gobierno desde el 24 de noviembre de 1948, (día del derrocamiento del Presidente Gallegos), hasta su secuestro y muerte el 13 de noviembre de 1950. Nacido en Caracas en 1909, tenía cuatro años cuando su padre, el general Román Delgado Chalbaud, fue encarcelado por Gómez en La Rotunda durante catorce años. Cuando padre e hijo se reencuentran en París, el padre sólo tiene una obsesión: derrocar al dictador. Organizó la expedición del «Falke» en 1929, murió en el primer encuentro armado con las fuerzas de Gómez. En el barco había quedado su hijo, de apenas 20 años. Así comenzó una vida de infortunios, luces y sombras. Siempre en la soledad.

Tuvo una excelente formación universitaria en Francia. Participó en las conspiraciones del 18 de octubre y del 24 de noviembre. Fue ministro de Defensa del 45 al 48. Ante la disyuntiva del desenlace, el Presidente de la Junta Militar postulaba, tal como se demuestra en estas páginas esclarecedoras, «el retorno a la civilidad versus el de continuidad militarista». Quizás aquí esté la clave de su muerte. La clave de la muerte del victimario, «centro, motor y mano ejecutora», se explica en sí misma: los muertos no hablan.

Simón Alberto Consalvi

Caracas, 2006